Zamba de mi esperanza
Zamba de mi esperanza
Amanecida como un querer
Sueño, sueño del alma
Que, a veces, muere sin florecer
Sueño, sueño del alma
Que, a veces, muere sin florecer
Zamba, a ti te canto
Porque tu canto derrama amor
Caricia, de tu pañuelo
Que va envolviendo mi corazón
Caricia de tu pañuelo
Que va envolviendo mi corazón
Estrella, tú que miraste
Tú que escuchaste mi padecer
Estrella, deja que cante
Deja que quiera como yo sé
Estrella, deja que cante
Deja que quiera como yo sé!
El tiempo que va pasando
Como la vida no vuelve más
El tiempo me va matando
Y tu cariño será, será
El tiempo me va matando
Y tu cariño será, será
Hundido en el horizonte
Soy polvareda que al viento va
Zamba, ya no me dejes
Yo, sin tu canto, no vivo más
Todo el proceso creativo está movido por la esperanza. La zamba naciente es como un amor a primera vista, pero que también puede desvanecerse antes de materializarse.
El sentimiento lleva a cantarle a la zamba que va surgiendo en él, ubicándola en el lugar de la mujer amada («tu canto derrama amor») y compañera de baile quien, como en la coreografía de la danza, va acariciándolo con su pañuelo y «envolviendo su corazón».
Las últimas dos estrofas reflejan la angustia existencial ante el desamor y la muerte.
En la tercera estrofa, caracterizada por el pesimismo y sin que se pueda establecer si el poeta sigue hablándole a la zamba o a la mujer amada, la letra se refiere a la implacabilidad del paso del tiempo («el tiempo me va matando») y a su efecto destructivo («tu cariño será, será»).En el estribillo le habla a la estrella, símbolo de la noche, pero también del universo o de Dios. La estrella lo ha escuchado y ha sido testigo «de su padecer», y le pide en un ruego que le permita seguir cantando y queriendo.